GESTIÓN EMOCIONAL

Crisis profesional: cómo actuar cuando despierta

Cinco consejos para superar ese momento vital, que suele coincidir con la mediana edad, en el que sentimos una revolución interior que nos hace sentimos perdidas, insatisfechas, desmotivadas o infelices
Josefina Andrs
Josefina Andrés

Falta de entusiasmo, incapacidad para concentrarse, incertidumbre sobre el futuro, apatía hacia las tareas... Muchas son las señales que indican que estamos ante una crisis profesional o nos estamos acercando peligrosamente a ella. Inesperadamente, empezamos a cuestionar nuestra felicidad laboral y nos surgen dudas: ¿Hemos conseguido cumplir nuestros sueños? ¿Cuál es el propósito de nuestro trabajo? ¿Somos unas fracasadas? “La crisis profesional es ese punto en nuestra carrera en el que nos sentimos perdidas, insatisfechas, desmotivadas o infelices con el camino que ha tomado nuestra vida laboral”, asegura Silvia Soria, mentora de orientación vocacional y emprendimiento consciente. Una situación de descontento que lleva a replantarnos nuestra existencia en su totalidad, ya que el trabajo es una parte fundamental de ella. “A menudo, tener un buen trabajo y un salario adecuado no es suficiente, porque algo en nuestro interior nos dice que ese no es el camino correcto, y esto puede ocurrirnos en cualquier etapa de la vida”.

Según la fundadora de Universo Poderosas, una comunidad formativa de desarrollo personal y profesional para mujeres que están experimentando una revolución interior, existen varios motivos por los que podemos sentirnos así: altos niveles de estrés, falta de oportunidades de crecimiento, un ambiente laboral tóxico, dificultades para conciliar, el agotamiento extremo conocido como burnout, la falta de dirección en nuestras metas profesionales o una sensación generalizada de vacío y falta de propósito en lo que hacemos.

CRISIS DE LA MEDIANA EDAD

En lo referido a la autosatisfacción vital, existe un patrón global bastante sólido en forma de U que comienza en lo más alto en la juventud, toca fondo a mediados de los 40 y luego se recupera conforme vamos envejeciendo. Afecta por igual tanto a hombres como a mujeres y tiene que ver con la crisis de la mediana edad de la que hablaba Elliott Jaques. El psicoanalista y científico social acuñó este término en los años 60 después de observar que, a lo largo de la historia, muchos artistas, escritores y compositores universales, en la etapa que va de los 40 a los 50, mostraban un cambio drástico en su vida y sus creaciones, siendo estas últimas marcadamente diferentes.

Jaques argumentaba que durante este período, caracterizado por una profunda reevaluación de la vida, las personas tienden a cuestionar el significado y la dirección de sus logros. Una crisis personal que puede manifestarse en forma de sentimientos de insatisfacción, ansiedad y dudas sobre el propio valor y propósito, pero que manejada de forma saludable puede conducir a un mayor autoconocimiento, así como a la búsqueda de un estilo de vida más auténtico y significativo.

REINVENCIÓN PROFESIONAL

“Yo misma atravesé una profunda crisis profesional que me llevó a replantearme todo mi camino”, confiesa Silvia Soria, quien ahora, desde Universo Poderosas, ayuda a otras mujeres a romper con lo establecido, descubrir su poder y crear su propio camino hacia una vida abundante en propósito. El objetivo es que se sientan realizadas tanto en su vida personal como profesional, por ello las acompaña en el proceso de autoconocimiento, descubrimiento de sus talentos y búsqueda de una carrera. “Reinventarnos profesionalmente puede ser desafiante, por eso, es recomendable hacer este proceso acompañado y buscar un coach o mentor profesional para obtener el apoyo, la orientación y las herramientas necesarias para superar los desafíos y avanzar en tu carrera con confianza”.

Estos son los cinco pasos que la mentora de orientación vocacional considera indispensables para enfrentar una crisis profesional:

1. PARAR

Parar y reconocer que algo sucede, identificar que estamos pasando por una crisis profesional y que nuestra vida ha dejado de tener sentido, es el primer paso para recuperarlo. Muchas veces, a pesar de sentirnos mal e insatisfechas, seguimos con nuestras vidas sin pararnos a pensar en qué es lo que está fallando, pero cuando esa vocecilla interior nos dice: “Aquí hay algo que no está bien, no sigas por este camino” y la escuchamos, ahí es donde empieza la transformación. Parar y admitir que algo no va bien es un gran acto de humildad y amor con nosotras mismas.

2. OBSERVAR

Cuando tomamos consciencia de que algo tiene que cambiar en nuestra vida, el segundo paso es bucear por nuestro interior. Comenzaremos a observar y realizar un trabajo introspectivo profundo con el que iremos desmontando capas de creencias limitantes, miedos, mensajes que hemos recibido a lo largo de nuestra vida que han ido calando y moldeando nuestras decisiones y actitudes. Cosas que hemos aceptado como verdaderas cuando no tenían por qué serlo. Observaremos también nuestros dones, talentos, pasiones, conocimientos y experiencias vitales que nos han marcado a lo largo de nuestra vida.

En esta etapa se lleva a cabo un ejercicio de conocimiento, autocuidado y fortalecimiento interno que nos ayuda a descubrir qué es lo que deseamos realmente, cuál es nuestra esencia y propósito, aquello que nos hace vibrar. Para reinventarnos profesionalmente no hay que mirar hacia fuera, sino hacia dentro: hacia nuestros talentos, conocimientos, pasiones, herramientas, experiencias… y sentir que los queremos compartir con el mundo.

3. DESARROLLAR

Cuando ya tenemos claro cuáles son las piezas que conforman nuestro mundo interior, hace falta unirlas para comprenderlas y desarrollar nuestro propósito vital, aquello que dará sentido a nuestra existencia. Es posible comenzar a responder algunas preguntas de este tipo:

  • ¿Qué actividades o tareas disfruto tanto haciéndolas que perdería la noción del tiempo mientras las realizo?
  • ¿Qué temas o áreas de conocimiento me interesan profundamente y me gustaría explorar más a fondo?
  • ¿Qué actividades me dan una sensación de satisfacción y logro después de completarlas?
  • ¿Cuáles son mis habilidades naturales o talentos? ¿Cómo puedo aplicarlos en una carrera o profesión?
  • ¿Qué valores son importantes para mí en mi vida profesional? ¿Qué tipo de trabajo estaría alineado con esos valores?
  • ¿Qué actividades o causas me apasionan tanto que me gustaría dedicar mi tiempo y energía a ellas de forma voluntaria?
  • ¿Qué tipo de ambiente de trabajo me hace sentir más cómodo y productivo?
  • ¿Qué tipo de impacto me gustaría tener en el mundo a través de mi trabajo?
  • ¿Qué desafíos estoy dispuesto a enfrentar en mi carrera profesional?
  • ¿Qué me motiva realmente a levantarme por la mañana y enfrentar el día con entusiasmo?

Sentar las bases de esta reinvención es crucial para seguir adelante. Ahora que ya sabemos cuál es nuestra vocación, toca pasar a la acción.

4. ELEGIR

Elegir bien la forma en que comenzaremos a materializar nuestra vocación es fundamental. No es difícil hacerlo cuando finalmente entendemos a qué nos queremos dedicar. ¿Cuáles son las oportunidades que hay ahí fuera? Puede tener sentido emprender, trabajar por cuenta ajena, escalar un negocio, estudiar unas oposiciones...

En el momento de elegir, también tendremos en cuenta qué otros elementos son importantes para nosotras y que, gracias a las primeras etapas de introspección, conocemos: la flexibilidad, la libertad geográfica, la estabilidad o disponer de nuestro tiempo son factores que influyen y moldean nuestro propósito.

5. REALIZAR

Llegado a este punto, lo que nos queda es diseñar un plan de acción y establecer nuestros objetivos para no abandonar. Lo tenemos claro, ¿y ahora qué? Es el momento de dar el paso y poner en práctica todo lo aprendido en este proceso introspectivo: cambiar de trabajo, sector, comenzar tu propio emprendimiento o tu reinvención profesional a través de una nueva formación.

A lo largo de todo el proceso, pueden surgir temores, dudas, falta de confianza o el llamado síndrome del impostor. Y es precisamente ahora, cuando todo el trabajo de fortalecimiento interno de los primeros pasos cobrará sentido, porque sin habernos enfrentado a nuestras sombras y haber establecido una relación fuerte y sana con nosotras mismas, sin habernos empoderado, no podríamos mirar a todas esas emociones negativas y decirles: “Entiendo por qué estáis ahí, os agradezco que me queráis proteger, pero yo soy capaz y voy a luchar y seguir adelante con mi sueño”.