Met Gala 2024

"Hay mucho en juego": el eufórico estrés de vestir a una estrella para la Met Gala

Carreras de última hora en busca de tacones de 20 cm, retrasos en los vuelos con prototipos a cuestas, muchas escaleras… y martinis de relax después del evento
Hay mucho en juego el eufórico estrs de vestir a una estrella para la Met Gala
Getty Images

Imagina que falta un mes para la Met Gala 2024 y no tienes vestido para tu clienta, que resulta ser coanfitriona de la famosa gran gala de recaudación de fondos junto a Anna Wintour, Jennifer Lopez, Chris Hemsworth y Bad Bunny. Esa fue el brete en que se encontró Law Roach, posiblemente la estilista de celebrities más famosa de Hollywood (hoy retirada), durante los preparativos de la noche más importante del año para Vogue.

"Permitidme que incida en esto, para todos los que estén escuchando con tanto ahínco como pongo yo en decirlo", declaró Roach en el podcast The Run-Through el 9 de abril. "No tenemos diseñador confirmado, nadie se lo va a creer, pero es la pura verdad, y no tenemos boceto. Crucemos los dedos".

Leer más
Met Gala 2024: tema, directo, alfombra roja, invitados y todo lo que debes saber del evento (y exposición) de moda más esperado

Esta noche ha sido la Met Gala 2024 y aquí recopilamos toda la información necesaria del evento de moda más comentado

penélope cruz en la met gala 2024

Aunque parezca una locura, es la pura realidad. Hay muchas cosas en juego en los día previos al primer lunes de mayo: "Hay mucha presión para todos los implicados", afirma Britt Theodora, que vistió a la directora Celine Song con trajes impecables de Prada y Loewe esta temporada de premios. "Los diseñadores y los ateliers preparan los looks en poco tiempo para revisar los bocetos; todo se resuelve en cuestión de semanas". Un año, la ayudante de Theodora, Alexandra Crown, "tuvo que llevar en mano un montón de opciones de trajes en un vuelo nocturno la noche antes de una prueba, es decir, en la mañana de la Met Gala; y a rezar para que no hubiera retrasos en los vuelos".

Las confirmaciones de asistencia también pueden cambiar de sí a no en un abrir y cerrar de ojos, lo que deja hueco a otros invitados que de repente necesitan un look que no solo responda a la temática, sino que a la vez que exhiba el trabajo del diseñador que ha aceptado el encargo a última hora con todos los dedos cruzados. Danyul Brown, estilista de Amelia Gray y Lisa Rinna, tuvo solo cinco días para preparar la gala del año pasado: "Lo que ocurrió en esos cinco días te lo cuento otro día", bromea Brown, que sostiene que las noches en vela y las prisas de última hora son su equivalente a una inyección de dopamina. "Tuve a todo mi equipo corriendo de arriba y abajo por la Quinta Avenida buscando unos tacones de plataforma de 20 centímetros una hora antes de la hora de llegada que tenía asignada mi clienta... ¡al final todo merece la pena!".

Alexa Chung recibió su invitación para el evento de 2022 tres días antes y tuvo que buscar un look acorde con el concepto de glamour dorado. Con todos los equipos de peluquería y maquillaje de Estados Unidos ocupados y los diseñadores aún cosiendo los trajes de sus propios invitados, Chung encontró la respuesta "dando vueltas" por el estudio de su amigo Christian Siriano: "No es por darme palmaditas en la espalda ni nada parecido, pero lo clavé en cuestión de horas", nos cuenta Alexa sobre su vestido color crema, que al final resultó un elegante “limpiapaladar" entre tanto brocado.

Una vez que el look ha sido aprobado por la estrella, el estilista, el diseñador y los responsables de Vogue, queda el pequeño factor de elevarlo al nivel de glamour que exige la Met Gala. No es tarea fácil, sobre todo este año, ya que los trajes de archivo en torno al tema Sleeping Beauties: Reawakening Fashion deben permanecer absolutamente intactos: "El maquillaje corporal, los tacones altos y los productos capilares pueden estropear la prenda, por lo que hay que seguir unas directrices muy estrictas y poner mucho cuidado el proceso de preparación", afirma Brynn Jones Saban, modelo y propietaria de Aralda Vintage. Basta con recordar lo que ocurrió con el exquisito vestido de Louis Vuitton que llevó Emma Stone en los Oscar: el corpiño reventó momentos antes de que recogiera el premio, pese a las numerosas pruebas previas.

El trayecto hasta el museo Metropolitan, donde los horarios de llegada están estrictamente programados al minuto (a menos que seas Rihanna), es el momento de máximo peligro para las piezas –además, dice Theodora, “si tu cliente se viste en The Mark o The Carlyle, prepárate para subir escaleras–. Muchos equipos de belleza optan por alquilar furgones, lo que significa que las celebridades deben hacer alarde de su fuerza muscular y permanecer de pie durante todo el trayecto para evitar que se arruguen sus vestidos. Otras se tumban en los asientos traseros de los taxis para evitar estropear el traje. Si entran nervios durante el viaje, a lo mejor hay que marcarse un Kendall Jenner y hacer pis en un cubo: "Prada, ¡lo siento mucho!", dijo la modelo en la gala de 2022, antes de admitir que levantarse la voluminosa falda de volantes mientras sus peluqueros y maquilladores daban los últimos retoques había sido "la mejor decisión que había tomado nunca".

"La atención al detalle es primordial para que un look de la Met Gala tenga éxito", prosigue Brown, que apaga el teléfono de inmediato una vez terminada la fiesta para bajar sus niveles de cortisol... comiendo pizza. "Hay más en juego que en una alfombra roja normal, porque es el mayor escaparate de la industria para que los creativos muestren su trabajo, y con ello viene la expectativa de hacerlo bien". Para el estilista, el momento que comparten clienta y estilista en esos segundos finales antes de que los paparazzi empiecen a disparar sus cámaras es lo que hace que todo merezca la pena: "El resto del mundo se pierde esa conexión de 'mira lo que hemos hecho'; hay algo muy especial en ver cómo todo ese trabajo duro se materializa, después de todas las preocupaciones". Si quieres encontrar luego a Theodora, estará tomando martinis en Bemelmans.