Análisis

Del incidente del ascensor a “Jolene”: ¿qué ha pasado con el feminismo de masas de Beyoncé?

Han transcurrido diez años entre aquel célebre enfrentamiento entre Solange y Jay-Z, y la adaptación del clásico de Dolly Parton. Y muchas cosas han cambiado desde entonces
Beyonc  iHeartRadio Music Awards 2024
Michael Buckner/Getty Images

Normalmente, saben cómo guardar las apariencias, pero las estrellas también se permiten sus momentos de vulnerabilidad. Algunas más que otras y casi siempre en eventos de los que está pendiente el mundo entero; nadie sabe por qué. Eso fue lo que ocurrió hace exactamente una década. Se celebraba la MET Gala en honor a Charles James, uno de los modistos más representativos de la Alta Costura estadounidense durante la década de los 50 del pasado siglo, y las celebridades de entonces y ahora disfrutaron de una velada que culminó con un incidente que sería revisitado una y mil veces.

El tabloide estadounidense TMZ, capaz de ver y registrar casi todo lo que ocurre entre bambalinas, publicó un vídeo grabado por las cámaras de seguridad de un ascensor. Dentro de él, además del personal de seguridad, estaban Jay Z y Beyoncé junto a Solange. Lo que ocurrió entre la hermana de Queen B y el rapero, al que increpó en varias ocasiones, señalaba la importancia de un conflicto marital que traspasó el lecho conyugal.

El motivo del enfado de Solange lo versó dos años después Beyoncé a través de Lemonade, un disco que abordaba las infidelidades —asumidas en otro álbum, 4:44— de su marido. En “Sorry”, Beyoncé hablaba de una “Becky con buen pelo”, pero lo cierto es que nunca existió esa tal Becky. Solo servía como nombre genérico para liberar al monstruo y que así de paso miles de personas en todo el mundo empezasen a especular sobre la idéntidad de esta mujer. Era la época de Chimamanda, del “Flawless” y de los neones con letras gigantes que rezaban 'Feminist’.

Las que habíamos tarareado sus canciones durante su etapa en Destiny's Child cuando éramos unas adolescentes corrimos a revisitar aquellas letras empoderadoras, de independencia mal entendida, pero que nos valían porque era aquello o nada. Y surgieron debates encarnizados que trataban de dilucidar si todo eso que veíamos y de lo que nos hablaban sin parar era verdadero feminismo o solo marketing.

Beyonce durante los MTV Video Music Awards en agosto de 2014.Jason LaVeris

Ahora, todo aquello ya no existe, se ha esfumado; ese tipo de debates no se producen porque ya no hacen falta. Algunas voces apuntan a un retroceso del feminismo tras años de esplendor. Las trad wifes campan a sus anchas en TikTok, presumiendo de vivir a expensas de sus maridos, las comedias románticas perpetúan patrones de conducta obsoletos, la diversidad de cuerpos (y de tallas) parece cosa del pasado. Y entre tanto, Beyoncé se pasa al country y reescribe “Jolene”.

La canción, compuesta por Dolly Parton en 1973, estaba inspirada en una anécdota personal. “Ella tenía un cuelgue súper fuerte con mi marido”, le contó la música de Tennessee a NPR en 2008. Esa “ella” era una cajera de banco alta y pelirroja que fue correspondida a su manera. Pero aquello no supuso un drama para Parton ni para Carl Thomas Dean, al que conoció con 18 años. “Era como una broma recurrente entre nosotros. Yo le decía: ‘Por Dios, pasas demasiado tiempo en el banco. No creo que tengamos tanto dinero’. Es una canción totalmente inocente, pero suena como si fuese muy grave”, reconoció entonces la estadounidense. En un documental autobiográfico que se estrenó en 2023 Parton fue un paso más allá y reveló que tanto su marido como ella flirteaban con otras personas sin que eso supusiese un problema para ninguno de los dos.

Nada que ver con el temperamento de Beyoncé, que aprovechó para hablarle a esa Becky genérica a través de su reinterpretación de “Jolene” —se necesitan más que belleza y miradas seductoras para interponerse entre una familia y un hombre feliz—, poniendo así toda la culpa en ‘la otra’. La misma a la que acusa de “actuar de manera desesperada” como cientos de chicas a su alrededor. La misma que persigue a un hombre al que ella ha “criado” como a sus hijos. “Lo conozco más de lo que se conoce a sí mismo”, apostilla, por si no fuese suficiente la cantante, que ha titulado su último álbum Cowboy Carter. Ni rastro de cowgirl y ni rastro del Knowles (su apellido paterno).

¿Qué ha cambiado, entonces, desde el incidente del ascensor? ¿Qué ha sido de la sororidad y del “Who run the world? Girls!”? Nos enfrentamos a una deriva que ya deríamos haber intuido hace algo más de un año, cuando Shakira, con su vendetta, la acusaba a ella en vez de a él de todos los males de su matrimonio. Dimos por hecho que el feminismo había permeado en muchos sectores de la sociedad y que estaba aquí para quedarse. Y ahora, sin imaginarlo, nos topamos con que una canción escrita en 1973 resulta más liberadora y considerada que su versión de 2024. Más de medio siglo las separan.