Kate Middleton ha sido diagnosticada de cáncer, tal y como ha confirmado ella misma el 22 de marzo en una declaración grabada en vídeo que se ha compartido a través de las cuentas oficiales en redes sociales del palacio de Kensington: "Han sido un par de meses increíblemente duros para toda nuestra familia, pero he tenido un equipo médico fantástico que ha cuidado muy bien de mí, por lo que estoy muy agradecida", comienza el mensaje. “En enero, me sometí a una cirugía abdominal mayor en Londres y en ese momento, se pensó que el motivo no era una lesión cancerosa. La operación fue un éxito. Sin embargo, las pruebas realizadas tras la operación revelaron la presencia de cáncer. Por ello, mi equipo médico me aconsejó que me sometiera a un tratamiento de quimioterapia preventiva, y ahora estoy en las primeras fases de él.”
"Esto supuso un gran shock y Guillermo y yo hemos estado haciendo todo lo posible para procesar y gestionar esto en privado por el bien de nuestra joven familia", continúa la princesa en la grabación. “Como podéis imaginar, esto ha llevado tiempo. Me lo ha llevado recuperarme de una cirugía mayor para poder empezar mi tratamiento, pero lo más importante, nos ha llevado tiempo explicárselo todo a George, Charlotte y Louis de una manera apropiada para ellos, y asegurarles que voy a estar bien”, añade. “Como les he dicho, estoy bien y fortaleciéndome cada día centrándome en las cosas que me ayudarán a sanar en mi mente, cuerpo y espíritu. Tener a Guillermo a mi lado es una gran fuente de consuelo y tranquilidad, así como el amor, el apoyo y la amabilidad que me han mostrado muchos de ustedes. Significa mucho para los dos. Esperamos que comprendáis que, como familia, ahora necesitamos algo de tiempo, espacio y privacidad mientras completo mi tratamiento.”
La noticia llega tras semanas de preocupación generalizada y especulaciones sobre el paradero de la princesa. El palacio de Kensington anunció por primera vez que había sido sometida a una operación abdominal en la London Clinic el 17 de enero, revelando que se esperaba que permaneciera en el hospital entre 10 y 14 días antes de regresar a Adelaide Cottage para recuperarse por completo. "La princesa de Gales aprecia el interés que generará esta declaración", señalaba entonces el comunicado de prensa. "Espera que el público comprenda su deseo de mantener la mayor normalidad posible para sus hijos, y su deseo de que su información médica personal permanezca privada".
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Cuando empezaron a proliferar los rumores sobre el bienestar de la princesa –especialmente tras la respuesta a la edición de su fotografía del Día de la Madre–, las oficinas de los príncipes de Gales redoblaron su petición de privacidad. "Fuimos muy claros desde el principio en que la princesa de Gales estaría de baja hasta después de Semana Santa y que Kensington sólo ofrecería actualizaciones cuando algo fuera significativo."
La noticia de la enfermedad de Kate llega en un momento especialmente difícil para la familia real. El rey Carlos III también ha sido diagnosticado de cáncer, aunque Buckingham se ha negado a revelar su forma o fase: "Su majestad ha comenzado hoy un programa de tratamientos regulares, durante el cual los médicos le han aconsejado posponer sus obligaciones de cara al público", explicó el equipo de comunicación del rey el pasado 5 de febrero. "A lo largo de este periodo, seguirá ocupándose de los asuntos de Estado y de los trámites oficiales como de costumbre. Sigue siendo totalmente positivo respecto a su tratamiento y espera volver a desempeñar plenamente sus funciones públicas lo antes posible".
Queda por ver cuánto compartirán los palacios de Buckingham y Kensington sobre la evolución de los respectivos tratamientos del rey y la princesa, ya que la salud de los miembros de la realeza suele ser un secreto muy bien guardado. A pesar de que el abuelo de Carlos, el rey Jorge VI, murió de cáncer de pulmón, no se mencionó en el anuncio de su muerte, ni se hizo público cuando se detectó por primera vez en los meses anteriores a su fallecimiento. La BBC se limitó a informar de que “la decisión de operar se tomó el viernes, después de que los médicos observaran cambios estructurales en el pulmón del rey, que eran motivo de preocupación”. Igualmente no se supo hasta después de la muerte de la reina madre que había luchado contra un cáncer de colon a los sesenta años y contra uno de mama a los ochenta.
Este artículo se actualizará cuando se conozcan más detalles sobre la salud de la princesa.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue UK.
