Que John Galliano conociera el tema de Met Gala 2024 –Sleeping Beauties: Reawakening Fashion– a la hora de diseñar su colección primavera/verano 2024 de Maison Margiela Artisanal no tuvo nada que ver con el hecho de que las piezas virales que cambiaban de forma triunfaran en la alfombra roja del primer lunes de mayo. Siempre lo iban a hacer. La presentación, a la que se atribuyó el mérito de haber sacado a la moda de su letargo conjurando una seductora obra de teatro a la que fue imposible resistirse bajo el Puente Alexandre III de París en una noche de enero, fue aclamada como el desfile de Galliano de nuestra generación, una reminiscencia de los románticos espectáculos que han dado fama al autor desde que irrumpiera en escena con su desfile de graduación en el CSM, Les Incroyables.
Desde aquella onírica velada –para la que Pat McGrath creó un producto de belleza totalmente nuevo para conseguir una piel de cristal a juego con los looks de las modelos– , la casa ha recibido un aluvión de peticiones de préstamo. La atrevida Hunter Schafer fue la primera en la cola para meterse en las siluetas de cintura de avispa que venían con caderas acolchadas en la pasarela; Anya Taylor-Joy llevó uno de los exagerados vestidos pannier en la gira promocional de Dune: Parte dos, y Kendall Jenner tomó prestado un atrevido diseño con adornos de piel de oveja para la after party de los Oscar de Vanity Fair. Quienes esperaban conseguir antes de la noche del primer lunes de mayo, un look de Margiela para la Met Gala 2024 se enfrentaron a una dura competencia.
A pesar de no tener boceto ni concepto de vestido para Zendaya hace apenas cuatro semanas, Law Roach se lo sacó de la manga para su clienta gracias a Galliano. Su creación de alta costura en azul eléctrico consistía en un vestido de lamé y organza cortado al bies sobre un corsé de satén duquesa, con bandas pintadas, organza iridiscente y un ramillete bordado a mano. Todo ello rematado con un seductor tocado de Stephen Jones para Margiela. Homenajeando a la fotografía de Yevonde Middleton y a las bacanales de la Antigua Grecia, ofreció un look dramático a lo Sueño de una noche de verano, eclipsado únicamente por el segundo look de Zendaya: un diseño de la colección de Givenchy primavera/verano 1996 diseñada por el gibraltareño durante su breve paso por la casa. Uno de los pocos looks vintage de una noche en la que supuestamente se celebraba la moda histórica.
Ariana Grande, la artista de la noche, dijo que se sentía “como un hada de Margiela del planeta de John” con su atuendo verde de ninfa del bosque de Galliano: “Cuando vi el boceto, lloré. Cuando me lo probé, lloré. Todo ha sido muy intenso”. Aunque el coanfitrión Bad Bunny nunca iba a competir con lágrimas de verdad, sí prometió su lealtad a la sastrería alternativa de John e incluso llevó un ramo de flores confeccionado con la tela del traje como guiño al código de vestimenta de El jardín del tiempo.
Demostrando que la lealtad importa en una industria voluble que da prioridad a la novedad, Galliano diseñó looks de gala para sus amigos, quienes estuvieron bajo aquel húmedo puente francés cuando incendió Internet con su mediático espectáculo. Gwendoline Christie, que desfiló en el desfile primavera/verano 2024 después de pedir innumerables referencias que le ayudaran a entender su personaje, reeditó el papel de musa de Maison Margiela en la escalinata del Museo Metropolitano con un vestido columna de terciopelo naranja sangre cortado al bies y un abrigo de tul de seda negro. A diferencia de otros fans de Galliano, que desde entonces se han volcado en los diseños de cintura extrema, Christie fue la única que llevó las excéntricas pelucas de algodón de azúcar de la pasarela a la naturaleza.
Finalmente llegó a la Met Gala 2024 Kim Kardashian, quien metió los pies en su primer par de Tabis para la presentación de París. ¿Quién podría decir que no a la mujer que se puso una faja efecto sauna para lucir un vestido icónico de Marilyn Monroe? Ni siquiera el diseño de efecto mojado de Thierry Mugler que lució en la gala de 2019 fue rival para un corpiño que ceñía las costillas, casi una armadura, y la falda plateada de cota de malla que complementó despreocupadamente con un cardigan gris de cachemira este año. Inspirado en la conocida historia de amor entre Elizabeth Taylor y sus joyas, los detalles florales bordados a mano –que utilizan una nueva técnica de miles de horas de trabajo llamada filigrana– refractaban la luz, como los exquisitos tesoros que se encuentran en el joyero de la legendaria actriz y, de hecho, de la propia Kardashian.
Las decenas de otros corsés sobre la alfombra de la Met Gala 2024 también pueden atribuirse al espectáculo de la temporada. Pero, demostrando que Galliano nunca es predecible, el propio diseñador – que lució un sencillo traje negro para la ocasión – puso un par de zapatos de punta hendida de Margiela en un invitado más que improbable: Adrien Brody. El actor –cuya biografía en Instagram reza “Crece a través de las grietas, encuentra la luz, sonríe más”– resumió sin querer el estado de ánimo de Margiela para la temporada. Nada en el audaz despertar primaveral de John y su cohorte singularmente individualista se ha dejado al azar.
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