ENTREVISTA

María Escarmiento: “El hecho de que las visitas de Spotify sean públicas es como si estuvieran leyendo mis notas en alto en clase”

En su nuevo EP, ‘iCandy’, la artista imprime un filtro de actualidad a la electrónica dosmilera. No estuvo en la ruta del bakalao, pero asegura que le hubiera encantado
Entrevista a María Escarmiento por su ep iCandy
Retrato de María Escarmiento.Cortesía de la artista

Venía de sacar Cosas de brujas en febrero de 2023, un álbum de pop bailable y de oscuro imaginario esotérico que incluía un total de 13 canciones. Luego, en junio de ese mismo año, lanzó el EP Sensación de calor, compuesto por siete cortes de factura veraniega. Ahora, María Villar (aka María Escarmiento; Madrid, 1991) ha llevado la labor de condensación aún más lejos. Quería ir al grano y así lo ha hecho en iCandy, un trabajo que describe como “un caramelito”, configurado por apenas un quinteto de temas de inspiración noventera y dosmilera que no necesitan más de un par de escuchas para quedarse incrustados en la memoria auditiva. “Concebí estas canciones para que fueran hits absolutos. Directas, ligeras, desenfadadas. Me apetece que la escucha sea rápida. Es lo que busco también como consumidora”, introduce la artista independiente mientras se toma un té en una terraza de la capital.

El proyecto, que verá la luz al completo el 10 de mayo [aunque ya se han adelantado sencillos como Te pedí que me olvidaras o Pretty girl swag], recupera la esencia de esas tardes de electrónica pegadiza para adolescentes en las sesiones light de las discotecas más famosas de Madrid. “Me encanta traer de vuelta ese momento en el que todo era muy enérgico, muy eufórico. Es una cosa que yo he vivido de pequeña, así que me reconforta poder revisitarla desde el presente, añadiendo algunas capas de sutileza pero sin perder las referencias. Se trata de estar en paz con los sonidos que me han hecho crecer en la música”, dice Escarmiento, que para este trabajo se ha nutrido del legado de David Guetta, Avril Lavigne o de la Rihanna de los 2010. “Lógicamente, todo está construido en base a muchos elementos actuales, me estimula partir de esa inspiración que ya estaba en mí y poder aportar nuevos aspectos en las letras o en la producción”, señala e insiste: “Sobre todo, me divierte, que es a lo que yo reduzco la creación ahora mismo, a pasármelo bien en el estudio escuchando mis propias canciones. Eso creo que es lo más importante y no siempre es fácil. Hablando de mi adolescencia, recuerdo una frase que tenía escrita en la pared de mi habitación: ‘La vida es demasiado importante como para tomársela en serio’. En su día, esa máxima me voló la cabeza. El mundo en el que trabajo muchas veces es desesperante, competitivo, frustrante. Si no me lo paso bien haciendo mi música, entonces ¿qué coño hago?”, defiende sonriente sin cerrar la puerta a que momentos futuros de tristeza o introspección arrojen en su camino proyectos de naturaleza más sensible.

María Escarmiento, durante su actuación en la edición de julio de 2023 del festival Bilbao BBK Live.Cortesía de Sharon López

María Escarmiento es, sin duda, uno de los talentos más irreverentes y difíciles de etiquetar de cuantos han pasado por Operación Triunfo. La madrileña participó en el popular concurso televisivo en su edición de 2018. Desde entonces, se ha ido labrando una personalísima trayectoria a base de ir sumando pequeñas-grandes conquistas –su versión tecno de Puedes contar conmigo, el sencillo de La Oreja de Van Gogh, se ha convertido en uno de los mayores éxitos de su repertorio– y también algún que otro desencanto. “Para mí, no hubiera sido natural hacer algo más mainstream. No porque tenga ningún problema con este concepto, pero no me nacía. Salí de OT muy enriquecida por la experiencia, pero siendo la misma persona que era antes de entrar a la academia. Estaba claro que yo no iba a ser una cosa tan pop o tan localizable. Hice lo que me apetecía, igual que hago ahora. Solo que hoy, con muchos más años de bagaje, es cuando siento una gran confianza en mis habilidades como compositora”, ahonda y subraya: “Pero claro que me gustaría ser mainstream. Me encantaría ser Aitana. Es una cosa muy guay que te escuche tanta gente y poder tener esas posibilidades”.

Haber alcanzado la fama a través de su paso por la mediática academia es algo que a Escarmiento no le suscita más que gratitud. “No puedo hablar por mis compañeros, pero siento que muchas veces nos encontramos con que tenemos que pedir perdón por el sitio que tenemos en la industria. Como hemos venido de la tele, hay cierta reticencia a otorgarte consideración. Es cierto que yo misma entré al programa sin tener mis propios temas. Se necesita tiempo para encontrar un espacio propio, para aprender a escribir cada vez mejores canciones y ofrecer cada vez mejores conciertos”, reflexiona. En ese sentido, sobre cuáles han sido las claves que le han hecho tomar las riendas de su propia carrera, la madrileña defiende el valor de saber negarse cuando corresponde. “Cuando salí de OT, fiché por una de las discográficas grandes y decía que no a muchas cosas. Nunca he sido muy complaciente. Eso me ha ayudado mucho: la capacidad de ir eligiendo qué quería hacer. El consejo que daría 100% es no tener miedo a equivocarse. Y tomarse muy en serio el trabajo en el estudio. No vale con ir un día y cantar lo primero que te salga”.

Aunque asegura no sentirse amenazada por la vorágine de una industria en la que todo es “muy cambiante”, sí que observa aspectos concretos que despiertan su capacidad crítica. Entre ellos, el peso que ha cobrado la exposición del artista en redes sociales, la fascinación por la juventud (“parece que todo el mundo tiene que tener 18 años”) o la presión que generan las métricas de los gigantes del streaming musical. “Sí que asusta. Hay muchísima comparación. Muchísimos números. Siempre digo que el hecho de que las visitas de Spotify sean públicas es como si estuvieran leyendo mis notas en alto en clase. Pongamos que saco una canción con la que estoy superilusionada, en la que llevo trabajando meses o incluso años. Ya tiene bastantes implicaciones emocionales de por sí lanzarla, ¡como para que tenga que estar todo el mundo evaluando las visitas que he hecho o que no he hecho! Creo que esto es algo que está todo el rato presente: las reproducciones, los likes. Es algo que afecta porque, para mí, está muy separado de que una canción sea buena o no. Hay muchos temas que me encantan y no lo petan y viceversa. ¿Por qué es todo tan inmediato, tan público? Me gustaría que este aspecto no existiera, la verdad. Sacar la canción y que la escuche quien quiera y quien no, no”, comenta la intérprete, que procura acercarse a sus cifras de audiencia desde la curiosidad, sin dejar que estos indicadores afecten a su proceso creativo.

“Además, tengo una revelación antimóvil. Nunca me había pasado, pero siento que la vida está en otro sitio que no es ni mi Instagram, ni mi TikTok, ni nada. Me encuentro saturada de eso, de hacerme fotos, de las presiones estéticas, de la relación necesaria que mi carrera tiene con ello. Creo que es una sensación generacional bastante extendida”, comenta, antes de revelar sus válvulas de escape: “Este hartazgo me devuelve siempre a mis amigas. Tomar un café, dar un paseo, ir al cine. Pensar en la casa rural que voy a alquilar en verano con mi madre. Me gusta mucho la vida que no está en redes sociales. Y me viene muy bien salir del mundillo”.

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