A diferencia de Glastonbury o Primavera Sound, Coachella es cuestionado con frecuencia. Mientras unas veces no se considera un festival para los "verdaderos" fanáticos de la música (por los grandes artistas del pop que asisten), otras tampoco se considera un festival para los "verdaderos" fanáticos de la moda (por un uniforme consistente en shorts vaqueros casi inexistentes y tops con flecos). Pero poner en entredicho la credibilidad de un evento que congrega a 250000 personas (y exhibe una actitud muy positiva sobre la aceptación del cuerpo) supondría un perjuicio para el poderoso elenco femenino –incluyendo a la nueva heroína del pop, Billie Eilish– que este fin de semana se adueñó de Thousand Palms.
Con unos agradables 28° C en el Valle de Coachella, el domingo por la noche Ariana Grande subió al escenario principal como la mujer más joven en encabezar el festival a lo largo de sus 20 años de historia. La estrella dio lo mejor con *NSYNC, P Diddy y Mase, pero fue su actuación con Nicki Minaj –en la que, por cierto, el dúo batalló con frustrantes problemas técnicos– lo que personificó el estado de ánimo del fin de semana: superestrellas femeninas compartiendo el escenario con otras superestrellas femeninas.
Cardi B y Selena Gomez también unieron fuerzas para hacer una aparición sorpresa: el debut de Gomez en Coachella y su primer show en directo en casi un año. ¿Recuerdas los días en los que la convención dictaba que las artistas femeninas debían coordinar sus looks sobre el escenario? La verificación de la realidad de 2019 es que los músicos de hoy, independientemente del género, hacen exactamente lo que les plazca en lo que se refiere al vestuario. Cardi B y Selena Gomez, por ejemplo, se conjuntaron con un leotardo y un esmoquin blanco respectivamente.
Si fuera del escenario el festival ha sido criticado por la sobrecarga de selfies de las celebridades, fue otro dúo femenino el que demostró que Coachella no escatima en bondades tras la pantalla. La artista texana Lizzo apareció como invitada en el espectáculo de Janelle Monáe durante la noche de apertura, colocando el listón para la diversión muy alto e ilustrando lo que uno puede hacer cuando no está sosteniendo un smartphone. (Pulsa el botón de reproducción si te lo perdiste).
Este fin de semana ha demostrado que la solidaridad femenina está mucho más que viva, también entre las mujeres que protagonizan Coachella (aspecto en el que el festival está progresando). Y ni todas las coronas de flores juntas podrían restarle valor a esto.
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