La boda en la Costa Brava de Beth y Pep: su historia de amor como protagonista y un vestido de novia de Teresa Helbig
Para el convite se decantaron por un ambiente muy distendido, emulando una cena de verano con amigos
Una boda en la Costa brava y un amor de verano como inspiración
A summer love story fue el lema y la inspiración que marcó toda la boda. Una oda a la historia de amor de verano en la Costa Brava que vivieron Beth y Pep.
Para la ceremonia eligieron como escenario una pequeña Iglesia de Matajudaica, un pueblecito de no más de 50 habitantes en Cataluña y con el que tienen un vínculo sentimental muy grande. Llenaron la Iglesia de tonalidades verdes y ramas naturales por todos los rincones, sin apenas flores, para que el ambiente tuviese ese toque natural y silvestre. En el altar añadieron dos lamparas de Tube Light de Eileen Grey, para añadir su esencia y contrarrestar el estilo clásico.
La celebración posterior tuvo lugar en Llafranc, un pueblo costero donde la familia de Beth tiene una casa de veraneo. Un sitio en el que siempre supo que festejaría su gran día y guarda momentos imborrables.
Una cena de verano con amigos
“Queríamos que pareciera una cena de amigos, una noche de verano, con una brisa fresca del mar, mirando las estrellas escondidas entre las copas de los árboles”, cuenta la protagonista.
Para engalanar el espacio la pareja quería que todo tuviese un toque personal de ambos, pues los dos son diseñadores y con personalidades creativas. “Nos hemos tomado la boda como un proyecto más, donde nos hemos desvivido por cada detalle”, relata la pareja.
Para ello dividieron el enlace por momentos, y así escogieron los elementos decorativos y la gama cromática para cada uno de ellos. Durante el aperitivo hicieron un guiño al color del mismo coche que usaron para salir de la iglesia, un Mini 1000 del 72. Una tonalidad que usaron, también, para engalanar el ambiente, ya que era el color favorito de Beth.
El siguiente escenario fue el convite, y para decorarlo utilizaron la misma gama que en las invitaciones: blanco, granate y rojo. Para las mesas se decantaron por manteles de lino de color blanco con detalles en rojo y también añadieron al espacio detalles en tonos verdes, para unificar el color del campo.
Para la fiesta Beth y Pep querían trasladar la magia de las noches en Circoloco DC10 de Ibiza al escenario de su boda. Así, diseñaron un espacio donde se transportaron a las noches de verano de la isla. Para darle mayor realismo al espacio optaron por colocar tres arcos en rojo neón, dispuestos de menor a mayor tamaño a modo de entrada a la fiesta.
Un vestido de novia Teresa Helbig
Para su look Beth tuvo claro desde siempre que su vestido de novia tenía que ser algo diferente y rompedor. “Quería algo cómodo, muy cómodo, joven y sexy pero minimalista”. Siempre se había imaginado casándose con pantalones y en su primera visita al taller de Teresa Helbig, la diseñadora dio con el look perfecto: una túnica en crepe estilo años 70 con aberturas laterales, acompañada de un minishort. Para elevar el look incluyeron un cuello desmontable de seda, aportando un toque rompedor al vestido.
Otro de los elementos que quería incorporar en la ecuación era un sombrero. La firma Eliurpi le ayudó a cumplir su sueño con un diseño de paja natural, adornado con un velo de tul de seda. Para complementar el estilo del vestido, la novia se decantó por unas Mary-Jane de Masion Margiela en color crema.
Las joyas también siguieron la misma estética minimalista, sencillas pero llenas de significado. Unos de diamantes en corte oval, de la joyería Soler y Cabot, que combinó con una lagrima de brillante, prestado por su madre. También optó por una pulsera de oro amarillo que le regaló su abuela, y una pulsera fina con tres diamantes, de sus mejores amigos.
“Al ser diseñador tuve bastante claro desde el principio que quería hacerme el traje yo mismo desde cero”, cuenta Pep. Lució un traje de lino algodón seda de color blanco roto, que combinó con una corbata de seda en color verde de la firma Carolina Herrera.
Como complementos se decantó por un Rolex Daytona Panda, regalo de la pedida de los padres de Beth, y unos zapatos oscuros de Crockett & Jones.
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