La boda en Madrid de María y Javier: un enlace con el invierno como protagonista

La boda en Madrid de María y Javier: un enlace de invierno

“De una boda sale otra boda”. Este refrán, pronunciado durante décadas, marcó la historia de amor de María y Javier. Se conocieron en la boda del hermano de este y, seis años después, se dieron el sí, quiero en la ciudad natal de la novia. La ceremonia religiosa, oficiada por el tío del novio, tuvo lugar un 13 de enero en la Parroquia del Perpetuo Socorro, un lugar cargada de simbolismo para la pareja.

Para la celebración posterior se trasladaron al Cortijo de Mónico, donde pudieron hacer realidad todos sus deseos estéticos y decorativos para su gran día. “Es un lugar que ya habla por sí solo y la verdad es que poco más había que añadir, pero quisimos darle un toque fresco a pesar de ser una boda invernal”, expresa María. Para ello, confiaron en Aquilea, cuyo equipo se encargó de decorar tanto la iglesia como la finca donde celebraron el banquete.

Para toda la papelería del evento confiaron en Heysa Relieves aunque lo más destacable de la decoración fueron, sin duda, los meseros. Los diseñaron los propios novios durante los meses previos y consiguieron materializar la esencia de ambos. Constaban de tres elementos: las flores de la ciudad de Cartagena, el herbario característico de los farmacéuticos y los tejidos que hacían un guiño al universo Poydel –diseñador del vestido y mejor amigo de la novia–.

Un vestido de novia cargado de significado

“Desde pequeña he jugado con mi querido Álvaro Poyato, de Poydel, a montar e imaginar cómo sería mi boda, lo que no sabíamos en aquel momento es que Álvaro sería una parte fundamental tanto en mi vida personal como en nuestra boda. Por lo tanto, y como no podría ser de otra manera, el universo Poydel estuvo muy presente en la boda”, cuenta la novia.

Leyendo su testimonio no cabe duda de que el proceso de diseño y confección vestido de novia fue muy especial para María. Confiesa haberse dejado llevar por su amigo y diseñador, quien ideó un vestido de jacquard en blanco roto compuesto por una falda, un cuerpo, una cola de gazar de seda y un velo de cashmere. “Fue la combinación perfecta, un toque clásico pero moderno”, sentencia la novia. Y añade: “Este vestido era sin duda el broche a tantos diseños insuperables que me ha hecho a lo largo de estos años. Había muchas expectativas pero, una vez más, Poydel triunfó”.