Como look nupcial Andrea optó por un vestido lencero y unos mules de Loewe de cristales
La boda en Menorca de Andrea y Guille: todo comenzó en la isla
Andrea y Guille se conocieron durante una noche de fiesta, gracias a una amiga en común. Poco a poco empezaron a coincidir en más planes y, casi de casualidad, comenzó su viaje juntos.
La pareja se prometió en la playa del Trabucador durante una escapada romántica: una lengua rodeada de arena por un lado y salinas con flamencos por el otro. Sus inmejorables vistas lo hacen de este lugar una postal de ensueño y, por supuesto, el mejor escenario posible para una pedida de mano.
Los novios se dieron el sí, quiero en el Ayuntamiento de Mahón, un edificio del siglo S.XII y de estilo barroco afrancesado. "Fue crucial para nuestro estilismo tener en cuenta el entorno en el que sucedería todo", apuntan. La posterior celebración tuvo lugar en Finca Santa Teresa, una finca payesa típica menorquina rodeada de mar, naturaleza y animales.
Una decoración inspirada en la isla y cargada de significado
Menorca no solo fue el escenario del evento sino, también, la protagonista de de toda la estética. La paleta de colores propios de la arena, las piedras y el azul cristalino del mar fue la escogida para orquestar la decoración del lugar.
“Desde el minuto uno sabíamos que nuestra boda no iba a ser una boda tradicional. Cada detalle fue único y personal” , cuenta Andrea. Todos los elementos decorativos del enlace tenían un emotivo significado detrás. Por ejemplo, las invitaciones y los meseros –elaborados con la caligrafía de la novia– estaban inspirados en un tatuaje que ambos comparten.
Para las mesas la pareja quiso añadir un toque extra de color al ambiente. Incluyeron detalles en amarillo, verde o azul, y elementos decorativos como jarrones portugueses con formas de frutas y verduras. El objetivo de ambos era dar unas pinceladas de surrealismo a las mesas, pero al mismo tiempo mantener la artesanía y la naturaleza como protagonistas.
Un vestido de novia lencero y unos mules de Loewe
Para su boda en Menorca Andrea escogió un vestido lencero, con detalles de pedrería en el pecho, obra de Lydia Delgado. “Fue un flechazo porque sentía que también me aportaba un toque de rockstar y modernidad, indispensables para mí”, confiesa la protagonista.
La novia elevó su look con una gargantilla de perlas de la misma diseñadora, y una capa transparente. Como zapatos usó unos mules de Loewe repletos de cristales blancos.
Andrea lució un segundo estilismo para la fiesta, un vestido a medida diseñado por ella misma. Un diseño drapeado con la espalda descubierta, que completó con unos maxipendientes de pedrería y unos zapatos plateados.
Guille, por su parte, volvió a evocar la importancia de la isla en su look nupcial. Eligió un traje en un color especial, verde Menorca, que compró en una tienda de Mahón. Añadió una camisa de lino hecha a medida, también en color verde, de camisería Rosshe. Completó el estilismo unas alpargatas de Manual Alpargatera, del mismo tejido que el traje.
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