Los vestidos con cola más alucinantes de la historia de la Met Gala

A lo largo de la historia de la Met Gala, la alfombra roja ha visto desfilar vestidos con las colas más extravagantes que uno pueda imaginar. Una de ellas fue la que llevó Rihanna en 2015, una obra maestra de Guo Pei de proporciones legendarias y ribeteada con un frondoso pelo amarillo. Esa aparición tiene su historia: dadas sus descomunales dimensiones (unos cincuenta kilos de peso y una cola de casi 5 metros), Rihanna tuvo que acudir al Metropolitan Museum of Art en limusina. La cantante estaba tan azorada por su aparatoso atuendo que hizo que el conductor diera tres vueltas a la manzana para posar solo lo estrictamente necesario. Hicieron falta cuatro hombres para llevarla hasta la alfombra roja y, aunque la estrella se cambió nada más entrar al edificio, el momento pasó a la historia como una de las apariciones más memorables (y glamurosas) hasta la fecha.

Esta trabajada teatralidad es habitual cuando una celebridad lleva un vestido de cola, tal como descubrió Priyanka Chopra en 2017, en que lució un vestido de gabardina de Ralph Lauren Collection con una asombrosa cola de 6 metros. El modelo fue objeto de decenas de memes, y también todo un despliegue de logística. Para empezar, había que evitar que Chopra se sentara sobre ella, así que cogió un minibús y fue de pie en él hasta el museo. Afortunadamente, la cola era desmontable, lo que permitió convertir el look en un minivestido (y con ello sentarse a cenar).

En cuestión de tamaño, más no siempre es más, tal como hemos visto en muchas estrellas cuyas colas llevaban detalles considerables. En 2014 Sarah Jessica Parker dio a conocer al mundo el vestido de cola con logotipo con su modelo de Oscar de la Renta, que llevaba el autógrafo del diseñador bordado en letras rojas. La cosa fue idea de la actriz, que declaró a los periodistas: "A él jamás se le habría ocurrido, es demasiado modesto".

Kim Kardashian West fue mucho menos cautelosa a la hora de revelar de dónde había partido su elección del sensual diseño de Roberto Cavalli que llevó en 2015. West contó a todos los presentes (incluida la propia Cher) que el look estaba inspirado en el "naked dress" de Bob Mackie que la cantante lució en la primera Met Gala de la historia, en 1974. Cubierto de cristales y rematado con una falda de plumas blancas, el homenaje se convirtió en uno de los temas más comentados de la velada.