Sostenibilidad

¿Cuántas prendas deberíamos tener exactamente?

Muchas menos de lo que crees, según un nuevo estudio de moda y clima
¿Cuntas prendas deberíamos tener exactamente
Silvia Tortajada

"Comprar menos y comprar mejor" se ha convertido en un estribillo común en el ámbito de la moda sostenible. Pero ¿cuánta ropa deberíamos comprar en realidad? A juzgar por un nuevo informe, es probable que muchas menos de lo que pensamos. Los investigadores del Hot Or Cool Institute de Berlín han llegado a la conclusión de que solo deberíamos comprar cinco prendas nuevas al año si queremos cumplir con los objetivos fijados por el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1,5ºC. Eso significaría que los consumidores españoles tendrían que reducir su consumo medio de moda hasta en un 85%.

"Lo normal hoy día es consumir moda [de una manera] excesiva y desproporcionada con respecto a lo que necesitamos", nos dice Luca Coscieme, director del programa de investigación del Hot Or Cool Institute y uno de los autores principales del informe. "Cada vez consumimos más moda a precios más baratos y usamos cada artículo por menos tiempo, y esto no tiene ningún sentido en términos climáticos", añade Lewis Akenji, coautor de la publicación y director general del instituto.

No sorprende que sean los compradores de los países más ricos los que consumen más de lo que les corresponde. El informe revela que Australia, Japón, Estados Unidos y el Reino Unido son los países con mayor huella de carbono per cápita en lo que respecta al consumo de moda. En cuanto los países del G20 con menor impacto en este sentido, India, Brasil, China, Turquía e Indonesia todavía no rebasan su "presupuesto de carbono", es decir, las emisiones per cápita que seguirían respetando el límite de 1,5ºC si el consumo de moda se repartiera de forma equitativa. "La moda muestra lo desigual que es la sociedad, no solo en términos económicos, sino también en términos de contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero per cápita", afirma Akenji.

Los expertos han calculado que un armario "suficiente" constaría de 74 prendas en total, combinadas en hasta 20 conjuntos. Como ejemplo, han sugerido seis conjuntos para el trabajo, tres conjuntos para el hogar, tres conjuntos para hacer deporte, dos conjuntos para ocasiones festivas, además de cuatro conjuntos de abrigo de chaqueta y pantalón o falda. "Hemos asignado una partida muy generosa a nuestra estimación", explica Akenji. El armario medio de los franceses en los años sesenta constaba de unas 40 prendas, aunque hay que reconocer que los tiempos han cambiado desde entonces.

Curiosamente, los autores del informe sugieren que, si las marcas y los consumidores adoptaran las medidas necesarias, podríamos volver a los niveles de consumo de moda de 2010, momento en que aún no rebasábamos el presupuesto de carbono. "En realidad, no estamos hablando de volver a la Edad Media", comenta Coscieme. "Cuando [hablamos de] estas grandes reducciones, no significa que tengas que [conformarte con] una o dos camisetas; es mucho más factible".

Además de reducir la cantidad total de prendas que compramos, hay otros cambios que podemos introducir en nuestros hábitos para perjudicar menos al medioambiente. Comprar ropa de segunda mano puede ayudar, pero solo si se adquiere esa prenda en lugar de algo nuevo: “En la mayoría de los casos, la ropa de segunda mano se añade a un consumo ya excesivo”, dice Coscieme. "Cuando compras una prenda usada, su impacto en relación con el consumo sigue siendo igual; sigue contando como una prenda que tienes que lavar y desechar en algún momento".

En este sentido, lavar la ropa a 30ºC y saltarse uno de cada tres lavados reduce parte de ese impacto. Además, usar la ropa durante más tiempo es lo segundo mejor que podemos poner en práctica, por detrás de no comprar nada nuevo. Según WRAP, organización en pos de la economía circular, prolongar nueve meses la vida útil de una prenda de vestir puede llegar a reducir su huella de carbono en un 25%. Deshacernos de ella correctamente y cuidar de que no acabe acumulada en una planta de residuos (revendiéndola, por ejemplo) también contribuye a reducir las emisiones de carbono asociadas.

Por supuesto, el comportamiento de los consumidores es solo una parte del rompecabezas, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayor parte de la huella de carbono de la moda procede de la propia producción de ropa. Pero promover un cambio colectivo puede acabar transformando el sector a mayor escala : "Nos pareció que había un vacío en cuanto a lo que podemos hacer los consumidores y en cómo traducirlo en acciones concretas que podemos realizar desde ya", concluye Coscieme.

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk. Traducción y adaptación: Esther Giménez.

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