Sostenibilidad

Koro López de Uralde: “Hay muchas ganas de hacer las cosas mejor”

Koro López de Uralde lleva toda una vida luchando contra la crisis climática. Charlamos con la activista sobre los desafíos, los avances y la necesidad de resetear la industria de la moda
Koro López de Uralde
Fotografía: Yago Castromil. Estilismo: Patricia López

Esta entrevista forma parte del número de enero de 2023 de ‘Vogue’ España

Dice Koro López de Uralde (Madrid, 1995) que en la vida conviene tener entre tres y cinco grandes contradicciones. “Porque si tienes menos de tres eres un extremista y si tienes más de cinco, un notas”. Dice también que esto es relevante porque en nuestro día a día debemos darnos un margen para hacer que nuestra coherencia titubee, porque lo que importa, en realidad, es intentarlo. “Al final vivimos en la sociedad que vivimos; una que va a necesitar su tiempo para cambiar y esto hay que tenerlo claro. Nuestra actitud tiene que estar enfocada a remar hacia esa evolución y hacerlo lo más rápido posible. Pero, si puede ser, sin quemarnos”.

A sus 27 años, esta activista climática ha aprendido a aplicar esa filosofía de vida también al plano medioambiental. Su discurso, lejos de estridencias o consignas, aboga por desechar los mítines y los sermones para centrarse en lo realmente importante: la acción. Y todo, permitiéndose cierta autoindulgencia por el camino, tan necesaria en tiempos en los que la consistencia absoluta resulta todavía inasumible.

Familiarizada desde pequeña con la conciencia climática (su padre es Juan López de Uralde, fundador de Greenpeace en España) y pionera del movimiento juvenil ecologista Fridays for Future en nuestro país, Koro encarna a la perfección el espíritu (y las contradicciones) de esa nueva generación que reclama un cambio de actitud y de políticas sociales urgentes para revertir la situación del planeta, pero que paralelamente es consciente de la falta de herramientas con las que las masas se encuentran diariamente en su compromiso con la causa. “Por suerte, creo que en general y, sobre todo entre los jóvenes, se palpa un cambio supergrande de actitud. Antes esto era una cosa muy residual; había cuatro hippies hablando de ello y a nadie le importaba demasiado. Yo me muevo en círculos bastante diversos y hoy sí que hay muchísima consciencia de que algo va mal y unas ganas tremendas de hacer las cosas mejor”, defiende.

Camisa ‘oversized’ y pantalón, ambos de ante vegano hecho de caña de azúcar con cinturón de poliéster reciclado, de Sonia Carrasco; zapatos de Jacquemus de segunda mano en Vestiare Collective; pulseras de Unicorn Hermosilla 34; pendientes Diana de plata, de Rocío Jewels.

Fotografía: Yago Castromil. Estilismo: Patricia López

Volcada desde hace años en aunar su faceta profesional vinculada a la empresa con su perfil más reivindicativo, Uralde ha logrado hoy compaginar sus dos pasiones, gracias a un concepto cada vez más presente en nuestras vidas: el consumo circular. “El primer paso para cambiar algo en la sociedad capitalista, es entender a las empresas”, sentencia. “Con esto en mente, hice un máster en marketing digital, también con la intención de entender qué está pasando, cómo funciona el sistema y hacia dónde va. Después, empecé el máster en economía circular, que para mí fue justo la unión perfecta de los dos mundos, porque al final, aunque hay muchas teorías sobre hacia dónde tenemos que ir, lo importante es saber cómo aterrizarlas”, sentencia.

Fueron precisamente esas ganas de concretar las cosas las que hicieron que acabase desvinculándose de Fridays y también las que hacen que hoy vuelva a estar hambrienta de cambios. “Pasé por una fase un poco oscura a principios de 2020, que fue cuando me desligué del movimiento. Fue un momento de decir ‘no sé qué hacer, no sé cómo cambiar las cosas y no se me ocurren alternativas realistas’”, se lamenta. “Era consciente de que no podíamos quemar el sistema y volver a construirlo y, de repente, la economía circular fue una especie de luz al final del túnel. Una forma de decir ‘vale, esto sí lo veo viable. Sí que podemos avanzar hacia ello si cambiamos la forma de hacer y reducimos nuestro impacto”.

Entonces, ¿hay espacio para el optimismo?

Sí. Aunque los datos apuntaban a que no debíamos subir más de 1,5 grados de temperatura de aquí a 2030 y ya se ha dicho que vamos a superarlos hagamos lo que hagamos, el siguiente objetivo es no superar los dos grados, y en eso debemos enfocarnos. Tenemos una oportunidad de oro para hacer algo ahora mismo y replantear todo el sistema. Pero hay que reescribirlo entero: modificar la forma en la que producimos, consumimos y, sobre todo, en la que generamos para dejar de emitir tanto residuo. Tenemos margen para hacerlo, pero hay que hacerlo ya.

Camisa de lino ‘tie-dye’, de Chloé vía Mytheresa.com; pantalón acampanado, de Gabriela Hearst vía Mytheresa.com; botas Mallo en color negro, de Chloé; pendientes Dos Meteoritos de plata chapada en oro y anillo Margarita de plata chapada en oro, ambos de Rocío Jewels.

Fotografía: Yago Castromil. Estilismo: Patricia López

La de la moda es la segunda industria más contaminante del planeta. ¿Cómo puede reinventarse un sector que emplea a más de 300 millones de personas sin seguir contribuyendo al destrozo? 

Replanteándose su actividad y revisando muchísimo sus procesos de producción. Y luego, ofreciendo mucho más servicio de reparación y upcycling, dando una segunda vida a las prendas que ya están confeccionadas. Aquí es donde entra en juego el fast fashion que, si bien hace un servicio a todas esas personas que no tienen tanto poder adquisitivo pero sí que quieren vestirse bien (y esto también es importante ponerlo encima de la mesa porque es de lo que habla la justicia climática, de que nada de esto nos afecta a todos por igual), tiene que reflexionar sobre hasta qué punto lo que hacen sigue teniendo un sentido y cómo pueden redirigirlo para que sí que lo tenga.

¿Es compatible amar la moda con amar el planeta?

Desde mi punto de vista es facilísimo. Obviamente amar la moda es un concepto muy amplio y cada uno la ama a su manera, pero hay muchísima moda clásica y alta costura precisamente en segunda mano. Diseños ya hechos que puedes conseguir solo recurriendo a esa economía circular. Además, se abre una parte para la moda que es la de empezar a crear con materiales y conceptos nuevos. Hay que cambiarlo todo, y esto incluye a la moda.

¿Es cierto que ya no compras ropa?

Si me hace falta algo, lo compro, pero si lo hago, siempre intento que sea de segunda mano. Hace unos meses, por ejemplo, me cambié de empresa y pasé de una startup tecnológica donde iba en sudadera y sneakers todo el día, a una empresa donde tenía que ir vestida elegante, así que me tuve que hacer con todo el fondo de armario y lo compré todo de segunda mano. Hubo unos pantalones que no encontré y después de mirar muchísimo la procedencia y los materiales, me gasté no sé qué barbaridad. Pero mira, todo el dinero que me había ahorrado lo invertí en una marca realmente buena que sé que me va a durar muchísimo.

Camisa de lino ‘tie-dye’, de Chloé vía Mytheresa.com; pantalón acampanado, de Gabriela Hearst vía Mytheresa.com; botas Mallo en color negro, de Chloé; pendientes Dos Meteoritos de plata chapada en oro y anillo Margarita de plata chapada en oro, ambos de Rocío Jewels.

Fotografía: Yago Castromil. Estilismo: Patricia López

Para llegar a este consumismo responsable, advierte, la primera clave es la formación. “Si tú pones los datos sobre la mesa o te llevas a una persona a un vertedero y le enseñas realmente lo que está pasando, el mensaje llega y llega limpio”. Investigar, curiosear y pensárselo bien son los pasos fundamentales a seguir en este sentido. “Ojo, y también facilitar la oferta”, apunta. “Si tú quieres algo pero vas mal de tiempo, vas mal de dinero, vas mal de todo y encima tienes que irte a un barrio perdido a una tienda que ni se sabe, es misión imposible”. Por eso, pese a todo, Uralde recuerda que no debemos caer en lo fácil: “Hay que pensárselo incluso si hablamos de ese disfraz de Halloween de última hora. La opción fácil es el bazar, pero también en ese caso tenemos alternativa”.

Maquillaje y peluquería: Lucas Margarit (Another Agency) para Givenchy Beauty. 
Ayudante de estilismo: Sara Filgueira. 
Producción: Another Agency. 

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