Sostenibilidad

"Podemos sustituir los negocios nocivos por negocios limpios": Stella McCartney nos cuenta qué espera de la industria de la moda en 2023

Invertir en soluciones sostenibles y legislar para proteger el planeta son algunos de los avances que a la diseñadora le gustaría ver en el sector
Stella McCartney sostenibilidad
Cortesía de Stella McCartney

Stella McCartney lleva mucho tiempo a la vanguardia de la sostenibilidad en materia de moda. Pero lo cierto es que, a pesar de la avalancha de compromisos climáticos adoptados en los últimos años por un gran número de marcas, el cambio en el sectorestá siendo lento. De hecho, las cifras de la Carta de la Moda de las Naciones Unidas indica que solo el 15 % de los firmantes (los más comprometidos con la acción medioambiental) están en condiciones de alcanzar el objetivo de un calentamiento máximo de 1,5 ºC que el Acuerdo de París ha marcado para 2030. "A nuestra industria se le dan muy bien las relaciones públicas y maquillar las cosas para que parezcan distintas", explica Stella vía Zoom a Vogue desde su casa de Wiltshire.

Para la diseñadora, férrea defensora de los derechos de los animales, gestionar su marca homónima de forma sostenible siempre ha sido algo natural: "Si llevo toda mi vida haciendo esto es porque me importa. No quiero matar animales ni acabar con el planeta, sino ser respetuosa con la Madre Tierra como empresaria y diseñadora de moda".

Esta ética se sigue echando de menos en gran parte de las marcas del sector. En lo que respecta a sobre los avances que espera ver el año que viene, la diseñadora afirma que “todos los que somos actores a gran escala tenemos que asumir nuestro papel en el cambio. Somos una de las industrias más dañinas para el planeta. Espero que todos sus agentes asuman medidas al respecto y no se guíen únicamente por los motivos financieros."

En estos momentos, la moda está lidiando con este dilema más claramente que nunca: la búsqueda constante del crecimiento económico y el compromiso público de reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero. McCartney cree que se puede encontrar un equilibrio entre ambas cosas: “Si realmente lo deseamos, podemos progresar y sustituir los negocios nocivos por negocios limpios”.

Stella McCartney lanza una nueva parka totalmente circular fabricada con Econyl, 100% reciclado y reciclable.

Cortesía de Stella McCartney 

Esa es una de las razones que han llevado a McCartney a asociarse con fabricantes innovadores que están desarrollando materiales más sostenibles, como el Econyl, una especie de nailon creado a partir de redes de pesca desechadas y residuos plásticos. La marca lanzará este mes su primera prenda comercial totalmente circular: una parka fabricada al 100 % con Econyl reciclado y reciclable. En 2019, en colaboración con Adidas, McCartney lanzó una sudadera con capucha hecha con NuCyl, fibra que también procede al cien por cien de residuos, pero solo se pusieron a la venta 50 unidades.

"La parka cierra completamente el círculo: además de estar compuesta de residuos al cien por cien, cuando ya has agotado su uso puedes llevarla a una tienda de Stella McCartney o usar su código QR para enviarla por correo y que la convirtamos de nuevo en fibra con la que fabricar otra prenda", explica McCartney. “Es más cool que decir: 'Ay, qué bonitas son las botas de pelo verde neón de esta temporada'. Es lo más vanguardista que puedes hacer si trabajas en el mundo de la moda".

Además de con Econyl, McCartney se ha asociado con empresas como Bolt Threads, que fabrica la piel vegana Mylo a partir de raíces de champiñón (la diseñadora formó parte de un "consorcio" inicial de marcas que respaldaban a la empresa) y con Vegea, otra alternativa al cuero fabricada con residuos de uva. Además, McCartney ha contribuido a la creación del fondo Collab SOS, por valor de 200 millones de dólares, que invierte en empresas como Bolt Threads, Natural Fiber Welding (que ha creado Mirum, una alternativa al cuero sin plástico) y Protein Evolution, una start-up que ha desarrollado un proceso para que los residuos plásticos (incluidos el nailon y el poliéster) se reciclen hasta el infinito.

"Para mí es importante invertir en estas nuevas empresas y en el futuro de la moda, que es a lo que me dedico", dice McCartney. "Trabajo cada día con marcas tecnológicas increíbles en el desarrollo de nuevos materiales y soluciones que luego introduzco en mi modelo de negocio. El fondo me permite recurrir a mis socios y contactos para mejorar los procesos, lo que repercute en un cambio significativo".

La marca presentó su bolso Frayme de Mylo, un cuero alternativo fabricado a partir de raíces de setas, durante su desfile de primavera/verano 2022 en octubre de 2021.

Cortesía de Stella McCartney

Además de respaldar la innovación, la diseñadora se ha centrado en reforzar la biodiversidad desde su propia granja ecológica, donde ha puesto en marcha un nuevo proyecto de resilvestración que ha inspirado su colección para la primavera/verano 2023. De ella proviene el algodón regenerativo que ha utilizado en su colección para el otoño-invierno de 2023. McCartney ha trabajado también con Söktaş, una granja familiar de Turquía, en un proyecto piloto respaldado por LVMH para pasar de cultivar algodón orgánico a regenerativo en cinco hectáreas de terreno. "Es muy emocionante. Ha llevado tres años conseguirlo", declara. "Espero que algún día los gobiernos subvencionen medidas como esta".

McCartney, que ha ha sido pionera en la promoción de una industria de la moda más sostenible, tiene claro que para lograr avances significativos es imprescindible legislar en consecuencia. Ese fue el motivo de su asistencia a la Cumbre del G7 celebrada en Cornualles en 2020, de que apoye la Ley de la Moda de Nueva York, un proyecto de ley que exige a cualquier marca de moda que opere en esta ciudad con unos ingresos globales anuales de más de 100 millones de dólares a revelar sus emisiones de gases de efecto invernadero, así como su consumo de energía, agua, materiales y plásticos y la gestión de los productos químicos.

"La industria de la moda carece de auditorías firmes", explica la diseñadora. "Y carecemos de subvenciones que nos ayuden a actuar como es debido. A mí me cobran el doble de impuestos por los productos de cuero vegano que importa Estados Unidos. Yo lo deduzco de mi margen de beneficio en lugar de repercutir ese coste sobre el cliente. Si en su vez de piel vegana utilizara piel porcina, el impuesto se reduciría significativamente. Es un contrasentido. He hablado de ello con Biden en la cumbre del G7, y también con John Kerry. Este es el tipo de cosas que tenemos que cambiar. Es preciso establecer en nuestra industria el mismo tipo de sanciones que ya tienen la automovilística o la aeronáutica".

No es habitual que una diseñadora de renombre hable tan claro sobre la necesidad de avanzar en las políticas aplicadas al sector, pero sería conveniente que otros lo hicieran: "Hay mucho trabajo por hacer. A veces hablo desde la conciencia política y otras desde el diseño de moda, y en ocasiones no sé por dónde tirar", bromea McCartney. "Yo solo quería estudiar en Central Saint Martins y ser diseñadora de moda".

Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk. Traducción y adaptación: Carmen Cocina.

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