Un mes después de mi boda y tras una ajetreada semana de vuelta después de la luna de miel, me encontré trabajando con la maquilladora Marieta Nogueras. Con ella coincido de vez en cuando en algunos proyectos desde hace años y me conoce bien, así que me sorprendió que me dijera que el día de mi boda me había visto muy buena cara. No la malinterpreten, no es que tuviera que tener mala cara, es que sus ojos se centraron especialmente en un detalle: “en el caso de las novias, casi siempre me paró a mirar la zona del ojo, en concreto las cejas y en tu caso las tenías muy bonitas”. Aunque ella me ha maquillado en diferentes ocasiones, no estaba disponible en la fecha de mi enlace, pero recordaba a la perfección las pequeñas “calvitas” propias de mis cejas que históricamente había tenido que disimular. De manera que me presté a contar cómo había conseguido unas cejas más tupidas y unas pestañas más largas gracias a un producto de farmacia.
Tal y como me dijeron algunas de mis amigas muy sorprendidas por mis estilizadas cejas y por el volumen de mis pestañas, estaba claro que aquel 30 de septiembre no llevaba pestañas postizas, tampoco había recurrido a las extensiones, ni al microblading o el rediseño de cejas. ¿Entonces cómo había podido lograr el cambio? El secreto había sido la constancia con un sérum del que no esperaba excesivos resultados y que, sin embargo, cambió para siempre mi mirada.
Todo comenzó cuando, pendiente de los consejos que reconocidos profesionales de belleza dan en redes, me topé con un story de la farmacéutica y nutricionista Clara Fernández (alias @holisticmango), a quien he seguido los pasos en los últimos dos años. En él hablaba de cómo había empezado a utilizar SingulaDerm Xpert Lashes & Brows de cara al día de su boda porque confiaba plenamente en su buen efecto y aquel mensaje (no es que cueste mucho convencerme), me animó a probarlo tres meses antes de mi gran día.
No negaré que tengo unas pestañas largas, pero son rubias y no son voluminosas, por lo que mi objetivo siempre fue conseguir que hubiera más cantidad. Con las cejas me sucedió siempre algo similar: buscaba mis técnicas (de maquillaje y fijación) para hacer desaparecer huecos entre pelitos; así que hice el pedido con cierta esperanza. Cuando me llegó el producto a casa, además, respiré tranquila, porque Clara publicó un reel en el que respondía a dudas sobre ‘crece pestañas’ de una seguidora, que quería saber qué era eso de las prostaglandinas, presentes en algunas fórmulas con este objetivo. “Aunque el efecto en las pestañas sea brutal, debéis saber que los productos que contienen estas sustancias tienen asociados efectos adversos, que no todo el que los usa tiene por qué notarlos. Los más comunes son irritación, oscurecimiento de párpados, cambios en el color del iris o reacciones alérgicas”. Por suerte, ninguno de los que ella recomienda, tampoco el que yo empezaba a utilizar entonces, las lleva.
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Durante esos tres meses fui muy rigurosa con la aplicación, mañana y noche, de un poco de sérum en la línea de las pestañas y sobre las cejas y a los 15 días de haber comenzado, ya veía resultados. Me pareció haber descubierto la pólvora, porque siendo un producto de precio medio (entre los 20 y los 30 euros), era un logro ver el efecto con tanta rapidez y sentir que no me causaba ningún tipo de irritación —tengo unos ojos bastante sensibles.
El efecto fue tal que cuando llegó la prueba de maquillaje de novia tuve que decir no a las pestañas postizas y solo hizo falta peinar correctamente mis nuevas cejas tupidas, por lo que el look fue muy natural. Más tarde, la mañana de la boda entré a la ceremonia con una amplia sonrisa y mi mejor versión en lo que a cejas y pestañas se refiere. Los resultados del producto, las manos de mi maquilladora y un poco de fijador hicieron el resto. Habiendo hecho semejante hallazgo mi siguiente objetivo, por descontado, es reponerlo y, al mismo tiempo, hacer un favor a todas esas amigas que se casan el año que viene y buscan solucionar un pequeño drama de belleza como el que yo tenía. Todavía estáis a tiempo.
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