Todos los elementos decorativos de la ceremonia estuvieron marcados por los colores del atardecer y las raíces familiares
Una boda en Pontevedra marcada por la familia
Beatriz y Héctor son de esas parejas que llevan (literalmente) toda la vida juntos, pues se conocieron cuando ella tenía 16 años. Su primer encuentro fue casi sin querer: después de que Beatriz perdiese su teléfono, Héctor aprovechó la oportunidad y consiguió memorizar su número, mientras ella se lo recitaba a un amigo. Tras meses intercambiando mensajes, surgió una bonita amistad que, a día de hoy, mantienen casi 20 años después, aunque ahora convertidos en marido y mujer.
Las noches de verano como hilo conductor
El lugar escogido fue Pazo do Mosteiro, un lugar repleto de encanto situado en Tomiño, Pontevedra. “El sueño de una noche de verano” fue el concepto que marcó todo el enlace, y bajo esta premisa comenzaron a desarrollar todos los detalles. "Era nuestro momento, nuestra noche y nuestro sueño. Ese fue el concepto, como punto de partida y de ahí desarrollamos toda la boda", cuenta la pareja. Otra de las claves para llevar a cabo la temática del evento fueron sus familias, trasmitir sus raíces, y los gustos de ambos era crucial para ambos durante todo el proceso.
A partir de la idea inicial de la pareja se crearon todos los elementos decorativos de la boda, tales como la decoración, la paleta de colores, las flores y hasta la papelería. En cuanto a la paleta de colores se decantaron por rendir homenaje a los atardeceres de verano y sus dulces tonalidades pastel.
Para la decoración la novia quería trasmitir dos ideas muy significativas, por un lado su propia esencia, y a su vez su historia familiar. “Nuestra casa está llena de elementos decorativos antiguos de la familia, son pequeños tesoros. Quería que la ceremonia fuese una extensión de nuestro pequeño saloncito”, explica Beatriz. Para ello engalanaron la ceremonia de muebles y recuerdos de su hogar, como las butacas de la ceremonia, originarias del padre de Beatriz, y restauradas para la ocasión. Otros elementos, como la alfombra también guardaban un gran simbolismo, ya pertenecían a sus antepasados.
A través de los adornos florales la pareja quería seguir manteniendo la esencia de los atardeceres. Para ello usaron diferentes tonalidades de la paleta cromática, desde los colores más vivos para la ceremonia, pasando por tonalidades menos vibrantes para los aperitivos, hasta los tonos neutros, que fueron usados en la cena. Para engalanar el espacio, la pareja escogió flores silvestres y preservadas, anturios, dalias, claveles y calas. Pero la petición especial de Beatriz fue que hubiese algunas flores en honor a sus abuelos como el trigo, el olivo, y clavel.
La cena estuvo marcada también por las familias, en esta ocasión siguiendo las raíces de Héctor, de tradición marinera. Consiguieron crear una cena acogedora, especial e íntima, repleto de velas y montañas de sal sobre manteles de lino.
Un vestido de Nonne Brand y unos zapatos de Loeffler Randall
Para su boda en Pontevedra, Beatriz escogió un vestido con diferentes texturas y aire minimalista de la firma Nonne Brand. El diseño estaba protagonizado por unas mangas abullonadas con tejido rústico, corte asimétrico a la cadera, y satinado en la parte de la falda. “Tenía muy claro que tipo de vestido buscaba, quería ser yo misma, fiel a mi estilo. Desde siempre he sido una amante de lo vintage y la estética años 40”, confiesa la protagonista.
Beatriz es una fanática de los complementos en su día a día, por lo que en su look nupcial, estos fueron imprescindibles. Como zapatos se decantó por las clásicas sandalias plisadas de lazo de Loeffler Randall. La novia siempre había soñado con lucir un tocado de la firma Suma Cruz, a pesar de que ya no los fabrican, una de sus mejores amigas la sorprendió con los pendientes de la misma joyería: un diseño en forma de helechos en color dorado.
Para su boda en Pontevedra el novio optó por un traje oscuro de paño de la firma Hugo Boss. Para completar el estilismo usó zapatos de Gucci, reloj de oro de su abuelo, y un broche de oro con forma de palma, prestado por su madre.
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